viernes, 2 de agosto de 2019

Evangelio del 2 de agosto. Viernes 17.

Lectura del Evangelio según Mateo 

Mt 13,54-58

Y sucedió que, cuando acabó Jesús estas parábolas, partió de allí. Viniendo a su patria, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que decían maravillados: 
«¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? Y sus hermanas, ¿no están todas entre nosotros? Entonces, ¿de dónde le viene todo esto?» 
Y se escandalizaban a causa de él. Mas Jesús les dijo: 
«Un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio.» 
Y no hizo allí muchos milagros, a causa de su falta de fe. 




Y esto era para ellos un obstáculo.
Los nazarenos han recibido a Jesús con entusiasmo. El nombre de Jesús de Nazaret resuena fuerte en toda Galilea. Le escuchan con asombro, pero pronto el asombro deja paso a la hostilidad.

Estamos al final de un capítulo, el 13, que Mateo dedica a las parábolas. Después de la primera, la del sembrador, Jesús ha dicho: Les hablo en parábolas porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden (v 13). Es lo que sucede a sus paisanos. Compañeros de juegos de infancia. Le han visto crecer. Es uno de ellos. Y no admiten que Dios se manifieste en alguien tan humilde. Es una mentalidad opuesta a la de Jesús: ¡Te alabo, Padre, Señor de cielo y tierra porque, ocultando estas cosas a los sabios y entendidos, se las diste a conocer a la gente sencilla! (Mt 11, 25).

El Papa Francisco dice que las personas que se mantienen en su forma tradicional de mirar a los otros, siempre ven lo mismo; han perdido la capacidad de ver lo nuevo. La vida es crecimiento, superación y transformación; no es estática, fija, inmóvil. Quien se queda en la misma mirada ante Jesús y no crece, se pierde su riqueza. Le fe en Jesús es dinámica, ha de crecer, ha de descubrir su novedad cada día, ha de escuchar su palabra, ha de saber acogerla con oídos nuevos. La fe en Jesús hace crecer la vida, no la vivas con rutina, déjate sorprender por Él.
No está mal que nos escandalicemos ante un Dios de carne y hueso. Es natural; y saludable. Quien no se ha escandalizado es posible que no crea verdaderamente ni en la humanidad de Dios ni en la divinidad de Jesús.


Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa
Santander Cantabria
España 


No hay comentarios:

Publicar un comentario