sábado, 24 de agosto de 2019

Evangelio del 24 de agosto. San Bartolomé, apóstol.

Lectura del santo Evangelio según Juan 
Jn 1,45-51
Al día siguiente, Felipe encuentra a Natanael y le dice: 
«Aquel de quien escribió Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, el hijo de José, el de Nazaret.» 
Le respondió Natanael: 
«¿De Nazaret puede haber cosa buena?» 
Le dice Felipe: 
«Ven y lo verás.» 
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: 
«Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.» 
Le dice Natanael: 
«¿De qué me conoces?» 
Le respondió Jesús: 
«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.» 
Le respondió Natanael: 
«Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel.» 
Jesús le contestó: 
«¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.» 
Y le añadió: 
«En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»



Felipe encuentra a Natanael y le dice: Hemos encontrado al que describen Moisés y los profetas: Jesús, hijo de José, natural de Nazaret.

Poco antes ha sido Andrés quien ha dirigido palabras parecidas a su hermano Pedro: Hemos encontrado al Mesías. Para los dos, para Andrés y para Felipe, el descubrimiento de Jesús ha significado tanto que se sienten obligados a compartir su gozo con sus mejores amigos. Son muchos los bautizados que no han descubierto a Jesús; su vida es respetable pero anodina e irrelevante. Otros, como Felipe y Andrés, han descubierto a Jesús y no pueden disimularlo; necesitan darlo a conocer a sus amigos.

Tanto Natanael (Bartolomé) como Pedro han llegado a Jesús gracias a intermediarios. El Señor quiere necesitar de nuestras amistades humanas; igual que los hombres necesitan de nuestra amistad con Dios.

Antes de que te llamara Felipe, te vi bajo la higuera.
Es evidente que el Señor se sirve de mediaciones humanas para atraernos a Él. Como es evidente que su amor va por delante de la mediación y de nuestro consentimiento. El profeta Jeremías lo sabía bien: Antes de formarte en el vientre te escogí; antes de salir del seno materno te consagré y te nombré profeta de las naciones (Jer 1, 5).
Cosas más grandes que éstas verás. Os aseguro que veréis el cielo abierto y los ángeles de Dios subiendo y bajando por este Hombre.


Jesús evoca la visión de Jacob (Gen 28, 12). A Jacob, en su sueño, se le abre la puerta del cielo, cuando se le había cerrado toda otra puerta. Jesús, con su cruz, es esa escala por donde nos lleva a las cosas más insospechadas; a las cosas más grandes.


Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa
Santander Cantabria
España 


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