viernes, 20 de septiembre de 2019

Evangelio del 20 de septiembre. Santos Andrés Kim y compañeros.

Lectura del Evangelio según Lucas 

Lc 8,1-3

Recorrió a continuación ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios; le acompañaban los Doce, y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras muchas que les servían con sus bienes. 




Le acompañaban los Doce y algunas mujeres.
El discipulado de los rabinos estaba formado únicamente por varones. Las mujeres eran seres humanos de rango inferior, no solo entre judíos sino en todos los pueblos de entonces. Algo de esta mentalidad persiste hasta hoy, también en nuestra Iglesia, a pesar del talante claramente feminista de Jesús. El Papa Francisco comenta: Jesús trató a las mujeres de una forma que da una luz potente, que ilumina una senda que conduce lejos, de la cual hemos recorrido solo un trocito. Es un camino por recorrer con más creatividad y audacia.

No veremos en Jesús prejuicio alguno discriminatorio contra la mujer. Sí que  veremos que, como en el caso de la elección de los Doce, no le queda otra que aceptar las condiciones históricas y culturales que le toca vivir.

Algunas discípulas tienen nombre propio: María Magdalena; Juana, mujer de Cusa; Susana… Pero hay otras muchas que les servían con sus bienes. Siguen a Jesús muy de cerca, aunque en la sombra. Estarán más cerca que ellos en la cruz, y serán las primeras en recibir la experiencia del Resucitado.

Santa Teresa escribe: Ni aborrecisteis, Señor de mi alma, cuando andabais por el mundo, las mujeres, antes las favorecisteis siempre con mucha piedad, y hallasteis en ellas tanto amor y más fe que en los hombres… ¿No basta, Señor, que nos tiene el mundo acorraladas… que no hagamos cosa que valga nada por Vos en público?… Sois juez justo y no como los jueces del mundo, que como son hijos de Adán y todos varones, no hay virtud de mujer que no tengan por sospechosa. Veo los tiempos de manera que no es razón desechar ánimos virtuosos y fuertes, aunque sean de mujeres.


Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa
Santander Cantabria
España 



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