miércoles, 18 de enero de 2023

Evangelio del 19 de enero. Jueves 2.

Lectura del Santo Evangelio según Marcos
Mc 3, 7-12

Jesús se retiró con sus discípulos junto al lago. Le seguía una gran multitud desde Galilea, Judea, Jerusalén, Idumea, Transjordania y del territorio de Tiro y Sidón. Una gran multitud que al oír lo que hacía, acudía a él. Entonces dijo a sus discípulos que le tuvieran preparada una barca, para que el gentío no lo apretujara. Ya que, como sanaba a muchos, los que sufrían achaques se le echaban encima para tocarlo. Los espíritus inmundos al verlo caían a sus pies gritando: 

"¡Tú eres el Hijo de Dios!" 

Pero él los reprendía severamente para que no lo descubrieran.

Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran muchedumbre de Galilea.

Acuden a Él no solo de Galilea; también de Judea, Jerusalén, Idumea, Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón. Él trata de liberarse de ellos para encontrar un poco de sosiego, pero no se lo permiten. Vienen de todas partes al enterarse de las cosas que hacía. Están interesados en lo que hace más que en lo que dice. Habría sido fácil ofuscarse con tanta popularidad. Pero a Jesús no le satisface el seguimiento interesado: Me buscáis no por las señales que habéis visto, sino porque os habéis hartado de pan (Jn 6, 26).

Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una barca, no lo fuera a estrujar el gentío.

La estampa es bella por su escenografía. Es también reveladora. Él y los discípulos en la barca, mientras la gente queda en la orilla. Subir a la barca con Jesús no es cosa de multitudes; no caben en la barca.

Los espíritus inmundos al verlo caían a sus pies gritando: ¡Tú eres el Hijo de Dios! Pero Él los reprendía severamente para que no lo descubrieran.

Los hombres y mujeres poseídos por espíritus inmundos no son cosa de un pasado proclive a creencias supersticiosas. Los espíritus inmundos abundan también en el siglo XXI. Forman parte de ese mundo de tinieblas y de muerte hecho de compulsiones incontrolables, enfermedades neurológicas, desequilibrios interiores, opresiones sociales… Jesús entra en ese mundo demoníaco para sacar de ahí a quienes tanto sufren. Así lo proclamó en la sinagoga de Nazaret. Él ha sido enviado para anunciar la libertad a los cautivos y para poner en libertad a los oprimidos (Lc 4, 18).


Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa. 

Santander, Cantabria. España. 

martes, 17 de enero de 2023

Evangelio del 18 de enero. Miércoles 2.

Lectura del Santo Evangelio según Marcos
Mc 3, 1-6

Jesús entró otra vez en la sinagoga, y estaba allí un hombre que tenía la mano paralizada. Algunos lo vigilaban para ver si lo sanaba en sábado, y así acusarlo. Dijo Jesús al hombre de la mano paralizada: 

"Levántate y ponte en medio". 

Y les preguntó a ellos: 

"¿Qué está permitido en sábado? ¿Hacer el bien o el mal? ¿Salvar la vida o dar muerte?" 

Ellos callaban. Entonces los miró indignado, aunque dolorido por su obstinación y dijo al hombre: 

"Extiende la mano". 

El hombre la extendió y su mano quedó sanada. Los fariseos salieron inmediatamente y deliberaron con los herodianos cómo acabar con Él.

Entró de nuevo en la sinagoga y había allí un hombre que tenía la mano paralizada.

A nadie se le ocurre que aquella mano paralizada pueda revitalizarse. ¿Y si leemos el relato en clave parabólica? Son muchas las atrofias del espíritu que nos impiden extender la mano para ser solidarios con los prójimos. ¿Será posible que una religiosidad disecada por la rutina o el inmovilismo pueda volver a vibrar con la luz y el calor de la fe y del amor?

A Jesús se le ocurre que sí, que aquella mano puede recobrar vitalidad. Al entrar en la sinagoga y ver a aquel hombre le sitúa en el centro de la asamblea: Levántate y ponte ahí en medio. En la celebración del culto cristiano el sufrimiento humano ocupa el centro. Los profesionales del culto no piensan así: Lo estaban observando para ver si lo curaba en sábado y acusarlo.

Extiende la mano. La extendió y su mano quedó restablecida. Así de sencillo. Pero a Jesús no se le ocurrirá revitalizar la momificada religiosidad farisea. ¿Tan difícil será?

El virus fariseo acecha a todos. Es un virus que consiste fundamentalmente en ver lo religioso como un movimiento del hombre hacia Dios. Jesús, por el contrario, ve lo religioso como un movimiento de Dios hacia el hombre. Por eso lo de Jesús se llama Evangelio, Buena Noticia. La religión centrada en esfuerzos humanos y méritos, conduce necesariamente a frustraciones y desequilibrios del espíritu: a tantas manos atrofiadas.

Razón tiene quien dijo que los mayores enemigos de lo mejor no son los malos, sino los buenos. Quien más difícil lo tiene para experimentar el abrazo del Padre no es el hijo sinvergüenza, sino el hijo cumplidor.


Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa. 

Santander, Cantabria. España. 

lunes, 16 de enero de 2023

Evangelio del 17 de enero. San Antonio.

Lectura del Santo Evangelio según Marcos
Mc 2, 23-28

Un sábado mientras atravesaba unos campos de trigo, sus discípulos se pusieron a arrancar espigas. Los fariseos le dijeron: 

“Mira lo que hacen en sábado: ¡Algo prohibido!” 

Les respondió: 

“¿No habéis leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros pasaban necesidad y estaban hambrientos? Entró en la casa de Dios, siendo sumo sacerdote Abiatar, y comió los panes consagrados, que sólo pueden comer los sacerdotes, y los compartió con sus compañeros”. 

Y añadió: 

“El sábado se hizo para el hombre, no el hombre para el sábado. De manera que el Hijo del Hombre es Señor también del sábado”.

Los fariseos le dijeron: Mira lo que hacen en sábado: ¡Algo prohibido!

Era sábado, el día del descanso semanal. Jesús pasea apaciblemente con los discípulos entre los campos de trigo de Galilea. La escena es muy bella. Hasta que la rompen los aguafiestas. Se acercan a Jesús y le reprueban la conducta de los discípulos que no guardan las sagradas leyes que dicen todo lo que se puede y no se puede hacer en sábado.

De nuevo la reprobación por parte de los celosos guardianes de la ley. Y Jesús que, de nuevo, sale en defensa de los suyos; esta vez recurriendo incluso a la Palabra de Dios. Para Él el bien de la persona humana está por encima del rigorismo leguleyo: El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado. Será oportuno preguntarse: ¿no será que también nosotros somos capaces de recurrir a actitudes legalistas para evitar compromisos con los prójimos?

El Hijo del Hombre es señor también del sábado.

El sábado es para el hombre; no al revés. En el más profundo de los sentidos, somos el centro del universo porque todo es para nosotros. San Juan de Cruz lo dice así: Míos son los cielos y mía es la tierra; mías son las gentes, los justos son míos y míos los pecadores; los ángeles son míos, y la Madre de Dios y todas las cosas son mías; y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí.

Dios no nos ha creado para que le sirvamos, sino para ser servidos por Él. Así se lo hizo saber Jesús a Pedro: Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo (Jn 13, 8).


Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa. 

Santander, Cantabria. España. 

domingo, 15 de enero de 2023

Evangelio del 16 de enero. Lunes 2.

Lectura del Santo Evangelio según Marcos
Mc 2, 18-22

Un día que los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayuno fueron a decirle a Jesús: 

“¿Por qué los discípulos de Juan y de los fariseos ayunan y tus discípulos no ayunan?” 

Jesús les respondió: 

“¿Pueden los invitados a la boda ayunar mientras el novio está con ellos? Mientras tienen al novio con ellos no pueden ayunar. Llegará un día en que les arrebaten al novio, y aquel día ayunarán. Nadie usa un trozo de tela nueva para remendar un vestido viejo; porque lo nuevo añadido tira del vestido viejo, y la rotura se hace más grande. Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino revienta los odres y se echan a perder odres y vino. A vino nuevo, odres nuevos”.

¿Pueden los invitados a la boda ayunar mientras el novio está con ellos?

Unos judíos, escandalizados, han preguntado a Jesús: Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no? Les parece poco serio lo de Jesús. Seguramente la respuesta que escuchan no les convence. Ni la entienden. Están demasiado condicionados por unos esquemas religiosos rígidos que restringen el disfrute de las cosas mejores de la vida. Los judíos entienden la religión, ante todo, como ejercicio ascético de negación y mortificación. Jesús entiende la religión, ante todo, como la fiesta del Reino de Dios.

El vino simboliza bien la alegría del amar y del vivir: Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino revienta los odres y se echan a perder odres y vino. A vino nuevo, odres nuevos. Tampoco esta pequeña parábola puede ser comprendida por aquellos buenos judíos. Puede ser comprendida solamente por quien está habitado por el Espíritu de Jesús y, lejos de la servidumbre de la ley, goza de la gloriosa libertad de los hijos.

La comunidad de Jesús está llamada a ser una comunidad festiva, alegre. Es éste un momento propicio para evocar a María de Nazaret que, en Caná, se acerca a su Hijo y le susurra al oído: No tienen vino. Es un momento propicio también para preguntarnos si, quizá, tampoco nosotros hemos conseguido desprendernos de los odres viejos: la ley, la tradición, el vivir excesivamente centrados en nosotros mismos.

Todos los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. No habéis recibido un espíritu de esclavos, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos que nos permite clamar Abba, Padre (Rm 8, 14-15).


Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa. 

Santander, Cantabria. España. 

sábado, 14 de enero de 2023

Evangelio del 15 de enero. Domingo 2.

"Dios habla y se posa en Jesús, es su cordero... 

Lectura del Santo Evangelio según Juan
Jn 1, 29-34

Al día siguiente Juan vio acercarse a Jesús y dijo: 

“Ahí está el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. De él yo dije: Detrás de mí viene un varón que es más importante que yo, porque existía antes que yo. Aunque yo no lo conocía, vine a bautizar con agua para que se manifestase a Israel”. 

Juan dio este testimonio: 

“Contemplé al Espíritu, que bajaba del cielo como una paloma y se posaba sobre él. Yo no lo conocía; pero el que me envió a bautizar me había dicho: 

“Aquél sobre el que veas bajar y posarse el Espíritu es el que ha de bautizar con Espíritu Santo”. 

Yo lo he visto y atestiguo que él es el Hijo de Dios”.

Juan vio acercarse a Jesús y dijo: Ahí está el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

El Cordero de Dios. La imagen del cordero resultaba familiar para los judíos. Recordemos que la liberación de la esclavitud de Egipto tuvo que ver con la sangre de cordero: La sangre (de cordero) será vuestra contraseña en las casas donde estéis. Cuando vea la sangre pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora cuando yo pase hiriendo a Egipto (Ex 12, 13).

Nosotros proclamamos en la Eucaristía que Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Quitar no es tapar o cubrir, sino eliminar. Por eso la oración litúrgica dice, y nosotros creemos, que Dios devuelve la inocencia a quien la ha perdido.

El pecado del mundo. Para el Bautista, el pecado es una ofensa a Dios; por eso el pecador es digno de castigo. Para Jesús, el pecado es un daño que el hombre se hace a sí mismo; por eso el pecador es digno de compasión. Pecado es esa realidad de perfil tan difuso como dramático que se opone a la luz. Hunde sus raíces tanto en estructuras poderosas como en lo más profundo del ser humano. El pecado ofrece la ilusión de suficiencia; ofrece el espejismo de no necesitar de Dios para alcanzar la propia plenitud.

El Bautista vive inmerso en un mundo de pecado. Lo denuncia y lo condena, pero no puede eliminarlo. Solamente puede anunciar la inminencia de la llegada del Cordero de Dios, que salvará al mundo de su pecado. Jesús llega a ese mundo de pecado y lo elimina en un proceso que los creyentes vivimos en fe y esperanza. Así lo dice Pablo: En efecto, así como por la desobediencia de un hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, todos serán constituidos justos (Rm 5, 19).

                            P         A          Z

Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa. 

Santander, Cantabria. España. 

viernes, 13 de enero de 2023

Evangelio del 14 de enero. Sábado 1.

Lectura del Santo Evangelio según Marcos
Mc 2, 13-17

En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del lago; la gente acudía a él y les enseñaba. Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: 

"Sígueme". 

Se levantó y lo siguió. 

Estando Jesús a la mesa en su casa, de entre los muchos que lo seguían, un grupo de recaudadores y otra gente de mala fama se sentaron con Jesús y sus discípulos. Algunos letrados fariseos, al ver que comía con recaudadores y otra gente de mala fama, les dijeron a los discípulos: 

"De modo que come con recaudadores y pecadores!"

Jesús lo oyó y les dijo: 

"No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar justos, sino pecadores".

Al pasar vio a Leví de Alfeo, sentado junto a la mesa de recaudación de los impuestos, y le dijo: Sígueme. Él se levantó y le siguió.

Poco antes había sucedido algo parecido. Mientras paseaba por la orilla del lago, había visto primero a los hermanos Simón y Andrés, y luego a los hermanos Santiago y Juan. Les dijo que le siguieran y ellos, los cuatro, dejando lo que tenían entre manos, le siguieron. ¿Qué había en el rostro y en las palabras de Jesús? Se diría que su llamada no contempla la posibilidad de ser rechazada.

Precisamente ahí está la mejor prueba de la omnipotencia de Dios. Asombra más por su poder de hacer que el ser humano dé libremente su sí incondicional, que por su poder de crear las maravillas de la creación.

Al ver los escribas de los fariseos que comía con los pecadores y publicanos, decían a los discípulos: ¿Qué? ¿Es que come con los publicanos y pecadores?

Los judíos respetables no comían con pecadores públicos. Habían creado un complejo sistema religioso y social que les distanciaba de lo impuro, fuesen cosas o personas. A Jesús, sin embargo, no le molesta lo impuro; le incomodan los puros.

No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.

Es la frase más importante de este relato de la vocación de Leví. Si queremos saber quién es Jesús, tenemos que contemplarle rodeado de impuros, de personas poco recomendables. No es que excluya a los justos. Pero es muy capaz de dejar solos a noventa y nueve justos y marcharse en busca del extraviado.


Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa. 

Santander, Cantabria. España. 

jueves, 12 de enero de 2023

Evangelio del 13 de enero. Viernes 1.

Lectura del Santo Evangelio según Marcos
Mc 2, 1-12

Tiempo después, Jesús volvió a Cafarnaún. Apenas corrió la noticia de que estaba en casa, se reunió tanta gente que no quedaba sitio ni siquiera a la puerta. Y mientras Jesús les anunciaba la Palabra, cuatro hombres le trajeron un paralítico que llevaban tendido en una camilla. Como no podían acercarlo a Jesús a causa de la multitud, levantaron el techo donde él estaba y por el boquete bajaron al enfermo en su camilla. Al ver la fe de aquella gente, Jesús dijo al paralítico: 

"Hijo, se te perdonan tus pecados". 

Estaban allí sentados algunos maestros de la Ley, y pensaron en su interior: 

"¿Cómo puede decir eso? Realmente se burla de Dios. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?" 

Pero Jesús supo en su espíritu lo que ellos estaban pensando, y les dijo: 

"¿Por qué piensan así? ¿Qué es más fácil decir a este paralítico: Se te perdonan tus pecados, o decir: Levántate, toma tu camilla y anda? Pues ahora ustedes sabrán que el Hijo del Hombre tiene en la tierra poder para perdonar pecados". 

Y dijo al paralítico: 

"Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa". 

El hombre se levantó, y ante los ojos de toda la gente, cargó con su camilla y se fue. La gente quedó asombrada, y todos glorificaban a Dios diciendo: 

"Nunca hemos visto nada parecido".

Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no lograban acercárselo por el gentío, levantaron el techo encima de donde estaba Jesús, y por el boquete que hicieron descolgaron la camilla en que yacía el paralítico.

El gentío. Los cercanos a Jesús podemos ser un impedimento para quienes están lejos y quieren acercarse. Recordemos a los cercanos a Jesús que llegaron a regañar al ciego de Jericó porque molestaba gritando: ¡Jesús, Hijo de David, compadécete de mí! (Mc 10, 47).

El paralítico. No sabemos nada de él. No hace nada, no dice nada. Toda su vida atado a su camilla. ¿Sería también mudo? ¿Viviría resignado a su suerte? Pero, ¡atentos!; este paralítico nos representa cuando nos instalamos en la rutina y el inmovilismo. El pobre hombre está tan momificado que incluso parece incapaz de una palabra de agradecimiento una vez curado.

Los cuatro. Cumplen a la perfección los requisitos de la intercesión. El primer requisito, el cariño hacia el amigo paralítico; eso les hace creativos y que no se desanimen ante las dificultades que encuentran. El segundo requisito, la fe en Jesús; gracias a esa fe Jesús sana en cuerpo y alma al paralítico.

Jesús, viendo la fe de ellos, dice al paralítico: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.

¿Por qué no dijo: Levántate y vete a tu casa? ¿Por qué hacerle cargar con aquella mugrienta camilla? Porque la camilla es un elemento importante en la vida de todos; lo fue para el mismo Jesús. Ya resucitado, también Él cargó con la camilla de las llagas de su Pasión.

¿Cuál es mi camilla? ¿Qué me tiene o me ha tenido postrado? Cuando el Señor me cura, no trataré de deshacerme de ella, sino que la integraré en mi vida.


Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa. 

Santander, Cantabria. España.