Lectura el santo Evangelio según Mateo
Mt 11,28-30
«Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»
Acudid a mí, los que andáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.
Estamos ante un Jesús transfigurado; de hecho, Lucas presenta a este Jesús como lleno de gozo en el Espíritu Santo (Lc 10, 21). Primero se ha dirigido al Padre: ¡Te alabo, Padre, Señor de cielo y tierra, porque, ocultando estas cosas a los sabios y entendidos, se las diste a conocer a la gente sencilla! Ahora se dirige a los discípulos, a nosotros. Nos está abriendo una ventana a lo más hondo de su corazón; a lo más hondo del corazón de Dios. En verdad, como dice el Papa Francisco, Jesús es el rostro de la misericordia del Padre. Misericordia, acogida, ternura…
Los cansancios y agobios del corazón del hombre del siglo 21 son parecidos a los del hombre de la edad de piedra. En aquellos tiempos se recurría a la brujería y a la magia; hoy se sigue haciendo más de lo mismo, quizá de forma algo más sofisticada. Son muchas las personas que se ganan la vida ofreciendo técnicas de sosiego interior. Y harán bien a muchos; donde no hay un tractor, buena es una azada. Pero para los creyentes no hay mejor agente de salud integral que Jesús. Nosotros creemos en Jesús, el Salvador. Su salvación comienza desde ya, en forma de salud, paz y bienestar interior. Jesús irradia salud: Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia (Jn 10. 10).
Un autor actual escribe: Jesús hace crecer a la persona hacia la armonía, la unificación, la reconciliación con el propio ser y con la vida. Lo que Jesús introduce en la vida del ser humano es liberación de la culpa, del miedo, de la ansiedad ante el futuro.
Parroquia
de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa
Santander
Cantabria
España
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