Tercer Domingo de Adviento: Alégrate
¡¡¡GAUDETE!!!
Lectura del santo Evangelio según Lucas
Lc 3, 10-18
En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan el Bautista:
«Pues ¿qué debemos hacer?»
Y él les respondía:
«El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo.»
Vinieron también publicanos a bautizarse, que le dijeron:
«Maestro, ¿qué debemos hacer?»
Él les dijo:
«No exijáis más de lo que os está fijado.»
Preguntáronle también unos soldados:
«Y nosotros ¿qué debemos hacer?»
Él les dijo:
«No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas y contentaos con vuestra soldada.»
Como el pueblo estaba expectante y andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo, declaró Juan a todos:
«Yo os bautizo con agua; pero está a punto de llegar el que es más fuerte que yo, a quien ni siquiera soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo para bieldar su parva: recogerá el trigo en su granero, pero quemará la paja con fuego que no se apaga.»
Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva.
Tercer domingo de Adviento, tradicionalmente llamado de GAUDETE (ALEGRAOS). Está muy cerca la celebración del nacimiento de Jesús y debemos alegrarnos. Es la invitación de Pablo en la segunda lectura: Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos. También el Papa Francisco nos invita a la alegría: El cristiano es capaz de vivir con alegría y sentido del humor. Sin perder el realismo, ilumina a los demás con un espíritu positivo y esperanzado. Si dejamos que el Señor nos saque de nuestro caparazón y nos cambie la vida, entonces podremos hacer realidad lo que pedía san Pablo: Alegraos siempre en el Señor.
¿Qué debemos hacer?
Por tres veces aparece en el Evangelio esta pregunta dirigida a Juan Bautista; primero la gente, luego unos publicanos, después unos soldados. Las respuestas de Juan debieron sorprenderles. Esperaban que lo que deberían hacer tendría que ver con el culto o los ayunos. Nada de eso. La receta de Juan tiene que ver con los prójimos: compartir con el necesitado y comportarse bien con los demás.
¿Qué debemos hacer?
A Jesús le hacen esta pregunta en dos ocasiones. Cuando se la hace un joven rico (Mt 19, 16), la respuesta de Jesús es parecida a la del Bautista: guarda los mandamientos. Pero cuando se lo preguntan en el marco del discurso del pan de vida, cuando la respuesta es para quienes nos declaramos seguidores suyos, entonces la respuesta es muy distinta: Que creáis a Aquél que Él envió (Jn 6, 28). Este es el primer deber de todo cristiano; todo lo demás os lo darán por añadidura (Mt 6, 33).
Con otras muchas palabras anunciaba la Buena Noticia.
El Bautista es el protagonista principal del Adviento. Es el precursor; es el modelo del testigo. Modelo para todos nosotros que con nuestro testimonio de vida, de alegría y de entrega, estamos llamados a ser precursores del Señor para muchos. Como buenos testigos, como Juan, sepamos quedar en la penumbra, apuntando siempre más allá de nosotros mismos.
Parroquia
de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa
Santander Cantabria
España
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