martes, 19 de marzo de 2019

Evangelio del 19 de marzo. San José.

Lectura del Evangelio según Mateo 
Mt 1,16-24

Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. Así que el total de las generaciones son: desde Abrahán hasta David, catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.
El origen de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, que era justo, pero no quería infamarla, resolvió repudiarla en privado. Así lo tenía planeado, cuando el ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: 
«José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.» 
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros». Despertado José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer. Y no la conocía hasta que ella dio a luz un hijo, y le puso por nombre Jesús.



José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, decidió repudiarla en secreto.
Jesús fue conocido como el hijo de José, el carpintero de Nazaret. José fue hombre justo; hombre en sintonía con Dios; hombre que, como Abrahán, confió en las promesas de Dios, incluso cuando todo se torcía.

José se encontró, de repente, ante unas circunstancias y un misterio que le sobrepasaban. Pero se le había dado el don de hacer fecundos el silencio y la noche; el don de saber apagar los sentidos externos para encender los internos. En ese silencio y en esa noche solamente brillaba la Palabra de Dios. Ahí es donde maduraron sus decisiones más tremendas: Cuando José se despertó del sueño, hizo lo que el ángel de Señor le había ordenado y acogió a María como esposa. José no sueña con situaciones distintas, menos confusas y penosas que las que le toca vivir; vive en plenitud lo que le toca vivir.

¡Cuántas noches pasaría José dando vueltas en su catre sin poder conciliar el sueño! Pero el silencio y el sufrimiento, iluminados por la Palabra de Dios, le llevaron a asumir con elegancia la noche de los sentimientos. El gran maestro de oración que es José nos enseña cómo la cruz purifica la fe y el amor; nos enseña cómo la cruz es el instrumento que usa el Señor para transformarnos y hacernos semejantes a Jesús. Una autora escribe: El despertar de José significa el abrazo a María y a su futuro, el abrazo a todo lo que no comprendemos y el abrazo a nosotros mismos tal como somos. Es el abrazo al obrar de Dios desde lo humilde de la historia.

Dediquemos hoy algún tiempo a la contemplación de san José; especialmente en alguno de sus muchos momentos difíciles. Él nos enseñará a ponernos frente al misterio de la cruz; nos ayudará a vivir los aprietos de la vida desde la fe y con el Crucificado como telón de fondo.


Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa
Santander Cantabria
España 


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