viernes, 14 de junio de 2019

Evangelio del 14 de junio. Viernes 10.

Lectura del santo Evangelio según Mateo 

Mt 5,27-32


«Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la gehenna.
También se dijo: El que repudie a su mujer, que le dé acta de divorcio. Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto en caso de fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete adulterio.»



Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
Se dijo, o la estrechez de la ley. Yo os digo, o la amplitud de la gratuidad. Quienes escuchamos y seguimos a Jesús no podemos tener las leyes y las normas como punto de referencia en la vida. Nuestro punto de referencia será: Sed perfectos como vuestro Padre del cielo es perfecto (Mt 5, 48).

Cuando un hombre y una mujer se unen con el sacramento del matrimonio, se prometen fidelidad incondicional para toda la vida. Comienzan juntos un camino que no saben a dónde les llevará; se fían del Señor. Como dice el Papa Francisco, no se dejan llevar por esa cultura de la provisionalidad que nos hace trizas la vida. En la cultura del todo vale, cuesta entender los criterios del valor sagrado del matrimonio y la familia. Vivir la vida desde Dios, lleva a mirar las relaciones personales en su mayor integridad. Con esta confianza en la fidelidad de Dios se afronta todo.
Como vemos en los Evangelios, Jesús era muy libre con las mujeres; nada que ver con el comportamiento de los rabinos. (Un rabino afirmaba que la voz y el cabello de una mujer ya eran lujuriosos). Cuando Jesús nos pide vivir la castidad, cada uno según su estado, nos pide vivir el verdadero amor, sin dejarnos arrastrar por cantos de sirenas. Así será si sabemos estar a sus pies escuchando su palabra, como María de Betania. Así será cómo llegamos incluso a abandonar actitudes posesivas en la vida, y adoptamos el estilo de Jesús en las relaciones; un estilo marcado por la delicadeza y la limpieza de corazón.


Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa
Santander Cantabria
España 


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