Lectura del Evangelio según Mateo
Mt 9,32-38
Salían ellos todavía, cuando le presentaron un mudo endemoniado. Y expulsado el demonio, rompió a hablar el mudo. Y la gente, admirada, decía:
«Jamás se vio cosa igual en Israel.»
Pero los fariseos decían:
«Por el Príncipe de los demonios expulsa a los demonios.»
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia.
Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor. Entonces dice a sus discípulos:
«La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies.»
La multitud comentaba asombrada: Nunca se vio tal cosa en Israel. Los fariseos decían: Expulsa demonios con el poder del jefe de los demonios.
Reacciones como éstas, provocarán que Jesús se sincere con el Padre: ¡Te alabo, Padre, Señor de cielo y tierra, porque, ocultando estas cosas a los sabios y entendidos, se las diste a conocer a la gente sencilla! (Mt 11,25).
Son dos maneras distintas de situarse ante personas o acontecimientos: la de la sencillez y la de la complicación. Los sencillos; los que lo ven todo con ojos limpios como los del niño. Saben de sorpresas y asombros, y están abiertos a Dios. Pueden ondear como bandera el Magnificat de María. Los complicados; los que lo ven todo con ojos enturbiados por el propio ego. No saben de sorpresas y asombros, y no están abiertos a Dios. Lo encasillan todo en sus cuadrículas perfectas. Además, piensan que exhibir un espíritu crítico es señal de inteligencia. Pueden ondear como bandera las palabras de Qohelet: Nada nuevo bajo el sol (Qo 1, 9).
El Papa Benedicto, refiriéndose al misterio de la Encarnación escribe: Es importante recuperar el estupor frente al misterio, dejándonos envolver por la grandeza de este acontecimiento. Y el Papa Francisco: Entrar en el misterio significa capacidad de asombro, de contemplación; capacidad de escuchar el silencio y sentir el susurro de ese hilo de silencio sonoro en el que Dios nos habla.
Viendo a la multitud, se conmovió por ellos, porque andaban maltrechos y postrados, como ovejas sin pastor.
A Jesús se le conmueve el corazón ante la penuria de la multitud. Nada de comentarios negativos o severos. Contemplando a Jesús que contempla la multitud, me pregunto cómo contemplo yo la sociedad en la que vivo.
Parroquia
de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa
Santander Cantabria
España
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