Lectura del Evangelio según Mateo
Mt 23,23-26
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe!
Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña e intemperancia!
¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura!»
¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: la justicia, la misericordia y la lealtad!
Son palabras que forman parte del discurso de Jesús que abarca todo el capítulo 23 del Evangelio de Mateo y que va dirigido, como se dice al principio del capítulo, a la multitud y a sus discípulos; es decir, a todos nosotros. Todos los que seguimos a Jesús podemos caer en estos vicios que Jesús condena tan severamente. Muy especialmente en la habilidad para hacer que lo más secundario se convierta en lo más importante; y al revés. Como sucedía con aquellos letrados y fariseos, puedo ser superminucioso con detalles litúrgicos olvidando lo esencial de la liturgia. Claro que estas aberraciones espirituales tienen su fuente en un concepto de Dios que tienen poco que ver con el Dios de Jesús, que es un Dios que tiene todo que ver con la justicia, la misericordia y la lealtad.
Es fácil dejarse atrapar por los vicios de aquellos letrados y fariseos. Basta con dejarse ir. Basta instalarse en la inercia y en la rutina. El Papa Francisco cita al poeta libanés Khalil Gibrán (+ 1931): Soñamos con la libertad, pero estamos enamorados de nuestras cadenas. Y añade el Papa: Jesús reprocha que se cumplan las normas exteriores y se dejen de practicar las actitudes fundamentales… Nos toca contrastar nuestra vida a la luz del Evangelio de Jesús, para no caer en las contradicciones de hoy.
Si nos dejamos ir, nos alejaremos del espíritu del Evangelio y nos envolveremos en una aureola de respetabilidad y honradez. Si nos dejamos ir, viviremos ‘santamente’ pero ajemos a la gratuidad y al olvido de uno mismo.
Parroquia
de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa
Santander Cantabria
España
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