viernes, 9 de agosto de 2019

Evangelio del 9 de agosto. SantaTeresa Benedicta de la Cruz.

Lectura del Evangelio según Mateo 
Mt 25,1-13

«Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio. Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas. Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron. Mas a media noche se oyó un grito: `¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!' Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: `Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan.' Pero las prudentes replicaron: `No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis.' Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: `¡Señor, señor, ábrenos!' Pero él respondió: `En verdad os digo que no os conozco.' Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora.»



En 1933, con 42 años, ingresa en el Carmelo de Colonia. Antes se llamaba Edith Stein. Alemana, judía, filósofa, buscadora de la verdad. Después de una etapa de ateísmo, encontró la verdad leyendo a santa Teresa. Murió en el campo de exterminio de Auschwitz en 1942. El Papa Juan Pablo II la proclamó copatrona de Europa en 1999.

Las necias pidieron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite porque se nos apagan las lámparas.
El Evangelio de la parábola de las diez jóvenes ha sido elegido para celebrar a Teresa Benedicta de la Cruz, atendiendo a su dimensión de buscadora de la verdad y de la luz que caracterizó su vida. Ella mantuvo siempre encendida su lámpara de buscadora de Dios. Siempre, hasta su trágico final. ¿Cómo lo hacía?

Así: Tengamos un rincón tranquilo donde relacionarnos con Dios, como si nada más existiese. El tiempo más oportuno me parece las primeras horas de la mañana, antes de comenzar el trabajo. Es entonces cuando uno recibe su misión especial para cada día. Es entonces cuando uno se ve como mero instrumento, y las fuerzas con las que debe trabajar como algo que no necesitamos nosotros, pero las necesita Dios que vive en nosotros.

El Papa Francisco dice que la fe, como las lámparas, se puede tener encendida, apagada, o adormecida. Cuando la lámpara de la fe está apagada, el reino de Dios no ilumina la vida. Aunque tengas lámpara, si no tienes aceite, la vida carece de luz.

Nada nos abre mejor el camino de la felicidad que la fe, la plena confianza en Jesús. Así lo dice Él: Os he dicho estas cosas para que mi alegría esté dentro de vosotros y vuestra alegría sea completa (Jn 15, 11).


Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa
Santander Cantabria
España 


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