Lectura del Evangelio según Lucas
Lc 4,31-37
Bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo y se puso a gritar a grandes voces:
«¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.»
Jesús entonces le conminó diciendo:
«Cállate y sal de él.»
Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño. Quedaron todos pasmados y se decían unos a otros:
«¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen.»
Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.
Bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Estaban asombrados de su enseñanza porque enseñaba con autoridad.
Bajó a Cafarnaún; desde su pueblo de Nazaret, donde ha estado a punto de ser linchado. También en Nazaret, como en Cafarnaún, habían quedado asombrados (v. 22). Creían conocerlo y apreciarlo, pero como lo que Jesús les dice no encaja con lo que saben, le rechazan rotundamente. En Cafarnaún se muestran algo más receptivos al mensaje de Jesús. Tampoco demasiado. Más tarde Jesús se quejará amargamente: Y tu, Cafarnaún, ¿pretendes encumbrarte hasta el cielo? Pues caerás hasta el abismo. Pues si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, esa ciudad existiría hasta hoy (Mt 11, 23).
Lo de rechazar o desentenderse de la persona y del mensaje de Jesús es cosa muy común también entre quienes nos creemos buenos cristianos. ¿Quizá porque hemos crecido en un ambiente de cristiandad y pensamos que ya conocemos y apreciamos suficientemente a Jesús? Así se llega a perder la capacidad de asombro y la posibilidad de ver cosas mayores? (Jn 1, 50). ¿O quizá porque hemos hecho un camino cristiano personal y, llegados a cierto punto, nos ha parecido que hemos caminado suficiente?
Jesús increpó al demonio: ¡Calla y sal de él! El demonio lo arrojó al medio y salió de él sin hacerle daño.
El Papa Francisco comenta: Cuando el demonio ha sido expulsado tiene paciencia, espera para volver y, si lo dejas entrar, caes en una situación peor. El diablo convence para hacer las cosas con relativismo, tranquilizando la conciencia. Cuando el mal espíritu consigue anestesiar la conciencia, se puede hablar de una victoria suya, porque se convierte en propietario de esa conciencia.
Parroquia
de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa
Santander Cantabria
España
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