miércoles, 4 de septiembre de 2019

Evangelio del 4 de septiembre. Miércoles 22.

Lectura del Evangelio según Lucas 

Lc 4,38-44


En saliendo de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con mucha fiebre y le rogaron por ella. Inclinándose sobre ella, conminó a la fiebre; y la fiebre la dejó; ella, levantándose al punto, se puso a servirles. A la puesta del sol, todos cuantos tenían enfermos de diversas dolencias se los llevaban; y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los curaba. Salían también demonios de muchos, gritando y diciendo: 
«Tú eres el Hijo de Dios.» 
Pero él les conminaba y no les permitía hablar, porque sabían que él era el Cristo. Al hacerse de día salió y se fue a un lugar solitario. La gente le andaba buscando y, llegando hasta él, trataban de retenerle para que no les dejara. Pero él les dijo: 
«También a otras ciudades tengo que anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios, porque a esto he sido enviado.» 
E iba predicando por las sinagogas de Judea. 



Salió de la sinagoga y entró en casa de Simón.
Es sábado, el último y el más grande día de la semana judía; su punto de referencia es la creación. Para el cristiano, el día más grande de la semana es el primero, el dies dominica (domingo); su punto de referencia es la Resurrección de Jesús. Así tiene que ser, porque todo tiene en Él su consistencia (Col 1, 17).

Jesús entra en casa de Simón; le dicen que la suegra de éste estaba con fiebre muy alta. Él se inclinó sobre ella, increpó a la fiebre y se le fue. Inmediatamente se levantó y se puso a servirles. La suegra de Simón entiende que lo recibido es para ponerlo a disposición de los demás. Evocamos palabras como, este Hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por todos (Mt 20, 28); o, gratis lo recibisteis, dadlo gratis (Mt 10, 8).

Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos con diversas dolencias se los llevaban.
Abundaban entonces los enfermos, como abundan hoy. Son mayoría los que sufren alguna dolencia de cuerpo o de espíritu. Jesús cura a todos. Ante esta estampa, será oportuno evocar sus palabras: Quien cree en mí hará las obras que yo hago, e incluso otras mayores (Jn 14, 12).

Cuando lo alcanzaron, lo retenían para que no se fuese.
Jesús, Camino y Verdad y Vida, no es propiedad exclusiva de nadie. No nos convirtamos, como aquellos discípulos y en nombre de un cristianismo mal entendido, en impedimento para que se acerquen a Él los más pequeños (Lc 18, 15). O como los que rodeaban a Jesús y trataban de obstaculizar el acercamiento del ciego de Jericó (Lc 18, 39).


Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa
Santander Cantabria
España 


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