Lectura del Evangelio según Lucas
Lc 17,7-10
«¿Quién de vosotros que tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando regresa del campo, le dice: `Pasa al momento y ponte a la mesa?' ¿No le dirá más bien: `Prepárame algo para cenar, y cíñete para servirme y luego que yo haya comido y bebido comerás y beberás tú?' Acaso tiene que dar las gracias al siervo porque hizo lo que le mandaron? De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os mandaron, decid: No somos más que unos pobres siervos; sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer.»
Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho cuanto os han mandado, decid: Somos siervos inútiles, sólo hemos cumplido nuestro deber.
Es la moraleja con que Jesús concluye la parábola del amo y del siervo cumplidor de su deber. Es una invitación a vivir sencillos y humildes; sin pretensiones ni ante Dios ni ante los hombres. San Pablo lo dice así: No hagáis nada por ambición, ni por vanagloria, sino con humildad, considerando a los demás como superiores a uno mismo, sin buscar el propio interés sino el de los demás (Flp 2, 3).
El verdadero discípulo, el cristiano que ha asimilado el Evangelio, vive y actúa ajeno a derechos, méritos o remuneraciones. Lo suyo es vivir y actuar como Él. Él, que vivió la mayor parte de su vida oculto en Nazaret; Él, que nos dijo aquello de que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha (Mt 6, 3).
El papa Francisco nos dice que el servicio que hacemos por el reino no concede derechos ante Dios. Para Jesús, el discípulo que sirve a Dios recibe también su recompensa en el bien que recibe por haber recibido la fe y el amor de Dios; el servicio es respuesta al amor recibido. Que todo cuanto hagas al servicio de Dios sea como gratitud por el amor de Dios recibido.
Si hemos sido creados gratuitamente y somos salvados gratuitamente, hemos de vivir gratuitamente. Y entonces vivimos en la sencillez, en la alabanza y en el servicio desinteresado a los hermanos. Vivimos la vida como un gran regalo, en el gozo generado por la confianza. Vivimos gozosamente eso de que somos siervos inútiles; ajenos a vanas ostentaciones y pretensiones, y actuando con tanta naturalidad como discreción.
Parroquia
de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa
Santander Cantabria
España
No hay comentarios:
Publicar un comentario