sábado, 1 de junio de 2019

Evangelio del 1 de junio. San Justino.

Lectura del santo Evangelio según Juan 

Jn 16,23b-28


«En verdad, en verdad os digo: lo que pidáis al Padre os lo dará en mi nombre. Hasta ahora nada le habéis pedido en mi nombre. Pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea colmado. Os he dicho todo esto en parábolas. Se acerca la hora en que ya no os hablaré en parábolas, sino que con toda claridad os hablaré acerca del Padre. Aquel día pediréis en mi nombre y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque me queréis a mí y creéis que salí de Dios. Salí del Padre y he venido al mundo. Ahora dejo otra vez el mundo y voy al Padre.» 




Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa.
De nuevo la alegría. En la escena de la Visitación que contemplábamos ayer, tanto mamás como bebés nonatos rebosaban alegría; especialmente ella, María la del Magnificat. Anteayer Jesús decía: vuestra tristeza se convertirá en gozo. Hoy Jesús relaciona la alegría con la oración, porque sabemos que lo que pedimos en su nombre nos es dado. Así de sencillo.

Es conmovedor ver cómo Jesús desea tanto que vivamos alegres y que no vivamos apocados, dominados por miedos o pusilanimidades, porque el Padre mismo os ama. Por otra parte es penoso comprobar cómo en nuestro interior se confabulan un conjunto de cosas (un pasado, una pobre formación cristiana, una atracción hacia la mundanidad, etc.) empeñadas en alejarnos de la gloriosa libertad de los hijos de Dios(Rm 8, 21). ¡Qué bien nos vendría vivir repitiendo eso de el Padre mismo os ama!

A pesar de fragilidades y miserias, hemos de verlo y vivirlo todo en la perspectiva de ese amor; y entonces todo, sombras incluidas, resulta fascinante. Como decía el Papa Pablo VI, a pesar de todos los pesares, esta vida mortal es un hecho bellísimo, un prodigio siempre original y conmovedor, un acontecimiento digno de ser cantado con alegría y gozo. Todo es don. En el fondo de la vida y del universo se encuentra la Sabiduría. Y después, ¡está el amor!

Jesús, en perfecta sintonía con el Magnificat de su madre, nos dice: Alegraos de que vuestros nombres estén escritos en el cielo (Lc 10, 20). También Él se emociona, inundado por la alegría cuando llama a Dios Papá. Y conmovido al contemplar el designio fascinante de salvación del Padre.


Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa
Santander Cantabria
España 


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