jueves, 6 de agosto de 2020

Evangelio del 6 de agosto. La Transfiguración.

Lectura de santo Evangelio según Mateo
Mateo17, 1-9

Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él.

Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: 

«Señor, bueno es estarnos aquí. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» 

Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salió una voz que decía: 

«Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle.» 

Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo. Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y dijo: 

«Levantaos, no tengáis miedo.» 

Ellos alzaron sus ojos y no vieron a nadie más que a Jesús solo. Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: 

«No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos».



Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago, y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos.

El final de Jesús está cerca. Por eso decide ofrecer a sus más cercanos discípulos una experiencia que les ayude a afrontar el tremendo trauma de su pasión y de su muerte.


Señor, bueno es estarnos aquí.

La experiencia es tan hermosa que a Pedro le encantaría pasar su vida entera en lo alto de aquel monte. Pero no puede ser así. El Papa Francisco comenta: La transfiguración que viven les dota de lucidez y confianza. Como Jesús, también nosotros necesitamos estos momentos para tomar distancia de lo cotidiano y abrirnos al don y a la intemperie de Dios, que dan consistencia y lucidez a nuestra fe y nos ayudan a mantenernos en los momentos oscuros cuando las opciones se hacen costosas.


Jesús, acercándose a ellos, los tocó y dijo: Levantaos, no tengáis miedo. Como Pedro y sus amigos, y como el mismo Jesús, también nosotros sabemos de días de Tabor y de días de Getsemaní; de días de sol resplandeciente, y de días de oscuridad amarga. Contemplando al Transfigurado contemplamos el misterio del Hombre-Dios. Real y auténtico cuando abatido por la angustia de Getsemaní; real y auténtico cuando glorificado ante los discípulos en lo alto del monte.

La subida al Monte Tabor nos induce a reflexionar sobre la importancia de separarse de las cosas mundanas, para emprender un camino hacia lo alto y contemplar a Jesús. Se trata de ponernos a la escucha atenta y orante de Cristo, el Hijo amado del Padre, buscando momentos de oración que permitan la acogida dócil y alegre de la Palabra de Dios (Papa Francisco).


Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa

Santander Cantabria

España 


Fuentes: EL SITIO WEB OFICIAL DE LOS CARMELITAS

              Meditación con el Evangelio del día. Buena Noticia.

 


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