sábado, 19 de septiembre de 2020

Evangelio del 19 de septiembre. Sábado 24.

Lectura del Evangelio según Lucas 
Lc 8,4-15
Se iba reuniendo mucha gente, a la que se añadía la que procedía de las ciudades. Les dijo entonces en parábola: 
«Salió un sembrador a sembrar su simiente y, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino, fue pisada y las aves del cielo se la comieron; otra cayó sobre piedra y, después de brotar, se secó, por no tener humedad; otra cayó en medio de abrojos y, creciendo los abrojos con ella, la ahogaron. Y otra cayó en tierra buena y, creciendo, dio fruto centuplicado.» 
Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga.» 
Le preguntaban sus discípulos qué significaba esta parábola, y él dijo: "A vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás sólo en parábolas, para que viendo, no vean y, oyendo, no entiendan."

Salió el sembrador a sembrar su semilla.

San Pablo dice algo parecido con estas palabras: Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer (Gal 4, 4).

Una parte cayó a lo largo del camino… Otra cayó sobre piedra… Otra cayó en medio de abrojos… Otra cayó en tierra buena.

Es un sembrador a quien parece no preocuparle que tanta semilla se pierda; está seguro de la buena cosecha final. Porque, y de nuevo San Pablo, al llegar la plenitud de los tiempos todo tendrá a Cristo por cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra (Ef 1, 10).

Salió el sembrador a sembrar su semilla.

Ahora nos aplicamos la parábola a nosotros mismos; porque también nosotros somos sembradores. Así nos lo ordenó: Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes (Mt 28, 19). Y también: Gratis lo recibisteis, dadlo gratis (Mt 10, 8). Esto vale de igual modo para quien se va a países lejanos como para quien no se mueve de su tierra.

Es bueno vivir conscientes de que somos sembradores en todo momento: con nuestro testimonio de vida, con nuestra palabra, con nuestra oración. Es bueno ser conscientes de que estamos llamados a ser transmisores de la abundancia de vida que hemos recibido por la fe. Es bueno también tener claro que la semilla que sembramos germina y crece mientras dormimos; que es cosa de Dios el hacerla fructificar; que eso requiere tiempo; que, por muy diminuta que sea la semilla, su fuerza es capaz de remover rocas. Es bueno ir por la vida con la actitud confiada y tranquila del sembrador; aunque parezca que es mucha la semilla que se pierde.


No hay comentarios:

Publicar un comentario