Lectura del santo Evangelio según Lucas
Lc 11,5-13
Les dijo también:
«Si uno de vosotros tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice: `Amigo, préstame tres panes, porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle', y aquél, desde dentro, le responde: `No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos', os aseguro que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, se levantará para que deje de molestarle y le dará cuanto necesite.
Yo os digo: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, le abrirán. ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión? Si, pues, vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!»
Si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!
Esta parábola del papá con su niño nos recuerda la del juez injusto y la viuda importuna: Oíd lo que dice el juez injusto; pues, ¿no hará Dios justicia a sus elegidos que están clamando a Él día y noche? (Lc 18, 1-8).
Jesús nos está enseñando a orar y vivir como Él oraba y vivía: confiando plenamente en Abbá. Habrá momentos en que pensaremos que Dios no escucha nuestras plegarias. Por eso Jesús insiste tanto en la bondad del Padre que sobrepasa todo lo imaginable. ¿Quizá nos convence poco la promesa del Espíritu Santo? ¿Quizá preferimos la versión de Mateo: ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!? (Mt 7, 11). ¿Quizá no hemos entendido todavía que la mejor de las cosas buenas es el Espíritu? Es el Espíritu quien nos da energía, luz, entereza para afrontar las situaciones más delicadas y comprometidas.
Estos tiempos de pandemia pueden convertirse en la ocasión para aprender a orar mejor y a vivir mejor. Orar y vivir como Jesús oraba y vivía; con la confianza absoluta del niño en papá o mamá. Sin permitir que el virus del miedo, virus peor que el coronavirus, domine y arruine nuestras vidas.
La oración no es magia, sino plegaria y reconocimiento de nuestro ser criaturas en manos de Dios. Orar nos ayuda a desprendernos de nuestra suficiencia y a poner nuestra confianza y seguridad solo en Abbá; como Jesús. Pero no nos exime de la responsabilidad ni de la búsqueda (Papa Francisco).
Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa
Santander Cantabria
España
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