Lectura del santo Evangelio según Marcos
Mc 13, 33-37
«Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento. Al igual que un hombre que se ausenta: deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que vele; velad, por tanto, ya que no sabéis cuándo viene el dueño de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al cantar del gallo, o de madrugada. No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos. Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!»
Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento. Al igual que un hombre que se ausenta: deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que vele.Comenzamos el nuevo año litúrgico con la misma invitación a la vigilancia con que concluíamos el año anterior. Comenzamos este breve Adviento de diciembre tratando de prepararnos para la mejor celebración de la Navidad. Lo hacemos inmersos en el Adviento de la vida, toda ella preparación para el encuentro definitivo con el Señor de nuestra vida. Como nos dice Él: Cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros (Jn 14, 3).
¿Cómo hacer para estar siempre despiertos y serenos? ¿Cómo hacer para no dejarnos aturdir por el ruido y la superficialidad del mundo? ¿Cómo hacer para vivir en modo pleno y consciente, con una preocupación dirigida en primer lugar a los demás? ¿Cómo hacer para no caer en el desánimo al comprobar la futilidad de nuestros esfuerzos? La respuesta a estas preguntas es una sola: Evangelio. No hay mejor despertador, no hay mejor tonificador. Sin Evangelio nos amodorramos irremediablemente, aunque seamos piadosos y buena gente. Sin Evangelio vamos por la vida con caras de Cuaresma sin Pascua. Sin Evangelio no logramos salir de los esquemas aburridos en que nos hemos instalado. Sin Evangelio podemos fácilmente adoptar la espiritualidad del bienestar; sin comunidad ni solidaridad.
Con el Evangelio como fiel acompañante de la vida, más que predicar atraemos y cautivamos. Así nos dice el Señor: Os he dicho estas cosas para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría sea plena ((Jn 15, 11). La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Con el Evangelio como fiel acompañante, el Adviento de nuestra vida será una espera serena y luminosa.
Oh María, Tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y esperanza. Nosotros nos encomendamos a Ti, salud de los enfermos, que ante la Cruz fuiste asociada al dolor de Jesús manteniendo firme tu fe.
Tú, Salvación del Pueblo Romano, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda regresar la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos. Y ha tomado sobre sí nuestros dolores para llevarnos, a través de la Cruz, al gozo de la Resurrección. Amén.
Bajo tu protección, buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies las súplicas de los que estamos en la prueba y líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!
Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa
Santander Cantabria
España
Fuentes: https://odresnuevos.files.wordpress.com/2014/11/odres-nuevos-primer_domingo_ad.jpg EL SITIO WEB OFICIAL DE LOS CARMELITAS Evangelio Ilustrado. Facebook. Meditación con el Evangelio del día. Buena Noticia. https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2020-03/oracion-papa-francisco-divino-amor-salus-populi-romani.html
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