lunes, 14 de diciembre de 2020

Evangelio del 14 de diciembre. San Juan de la Cruz.

Lectura del santo Evangelio según Juan 

Jn 17, 20-26

«No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí. Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo, para que contemplen mi gloria, la que me has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y éstos han conocido que tú me has enviado. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos.»



Santifícalos en la verdad.

Pilato, muy cínico, dirá: ¿qué es la verdad? (Jn 18, 38). Nosotros, muy creyentes, decimos: Jesús es la Verdad (Jn 14, 6). Y escribimos la palabra con mayúscula, como escribimos con mayúscula nuestros apellidos. San Juan de la Cruz está ofuscado por la Verdad y no quiere que nada le distraiga. Dice: Míos son los cielos y mía es la tierra. Porque Cristo es mío y todo para mí. Pues, ¿qué pides y buscas alma mía? No te pongas en menos ni repares en migajas que caen de la mesa de tu Padre. Sal fuera y gloríate en tu gloria. Escóndete en ella y goza.

Sal fuera y gloríate en tu gloria. Eso es lo que Jesús quiere cuando nos dice: si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo. Estas palabras se han entendido de manera insuficiente. Se han entendido en sentido ascético: la renuncia, la mortificación… Que es como decir que seguir a Jesús consistiría en ocuparnos de corregir lo menos bueno que hay en nosotros. Y no es así, porque seguir a Jesús consiste, ante todo, en estar ocupados con Él. Que no nos ocupemos tanto de lo nuestro, bueno o malo.

La frase que mejor retrata la vida espiritual de san Juan de la Cruz es ésta: PON LOS OJOS SOLO EN ÉL. Sería muy bueno adoptarla como lema de nuestra propia vida espiritual: PON LOS OJOS SOLO EN ÉL. Dejemos de mirar las migajas que se caen de la mesa del Padre. Dejemos de mirarnos a nosotros mismos. Todo el tiempo que ocupamos en lo nuestro se lo quitamos a Él. Así es cómo seremos santificados en la Verdad.

Jesús nos está invitando a vivir la experiencia más profunda de la fe cristiana: la experiencia de crecer en el conocimiento del Amor. Ese Amor de Dios hecho carne en el seno de María.


Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa

Santander Cantabria

España 


Fuentes: EL SITIO WEB OFICIAL DE LOS CARMELITAS

              Meditación con el Evangelio del día. Buena Noticia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario