Lectura del santo Evangelio según Mateo
Mt 1, 18-24
El origen de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, que era justo, pero no quería infamarla, resolvió repudiarla en privado.
Así lo tenía planeado, cuando el ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo:
«José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros». Despertado José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer.
El nacimiento de Jesucristo sucedió así: su madre, María, estaba prometida a José, y antes del matrimonio, resultó que estaba encinta por obra del Espíritu Santo.
Fue el momento más penoso de la vida de José. Hubo otros; muy fuertes también: el drama de la huida a Egipto, el desconcierto ante la conducta de Jesús a sus doce años… Pero ninguno como el que le toca vivir cuando se entera de que su novia está embarazada. Aquellos días y noches marcaron claramente un antes y un después en su vida. José fue un hombre de fe. Con frecuencia le tocó moverse en la oscuridad de la noche. Como cuando tomó de noche al niño y a su madre y se retiró a Egipto (Mt 2, 14).
Igual que María con su SÍ al ángel de Dios, también el SÍ de José al ángel de Dios significó el comienzo de un viaje a lo desconocido, fiándose únicamente de Dios. Fueron días, ¿semanas, quizá?, de mucho sufrimiento y oscuridad; de mucho querer creer; de mucho recurso a la Palabra de Dios en busca de luz y de consuelo. Luchaba contra la oscuridad y el desconcierto con la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios (Ef 6, 17). ¡Cuántas veces repetiría las palabras del salmo: Aunque fuese por valle tenebroso, ningún mal temería, pues tú vienes conmigo; tu vara y tu cayado me sosiegan (Salmo 23, 4)!
José, el novio de María, sufre. Ve a las mujeres de la aldea que murmuran en el mercado. Él, en el momento más oscuro de su vida, carga sobre sí el problema. Que digan lo que quieran. Y toma consigo a su esposa diciendo: No entiendo nada, pero el Señor me pide esto (Papa Francisco).
Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa
Santander Cantabria
España
Fuentes: EL SITIO WEB OFICIAL DE LOS CARMELITAS Meditación con el Evangelio del día. Buena Noticia. https://sacerdotescatolicos.files.wordpress.com/2015/12/4a880-st-2bjoseph2527s2bdream2bby2blegnanino.jpg?w=640&h=562
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