jueves, 7 de marzo de 2019

Evangelio del 7 de marzo. Jueves después de Ceniza.

Lectura del santo Evangelio según Lucas 

Lc 9,22-25


Dijo: 
«El Hijo del hombre debe sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día.» 
Decía a todos: 
«Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina?»



El Hijo del Hombre debe sufrir mucho.
Así tiene que ser. No puede ser de otra forma. Para Él y para todos los que le seguimos. Desde el comienzo de la Cuaresma estamos siendo situados en su camino y orientados hacia Jerusalén, hacia la Pascua, hacia la vida en plenitud.

Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.
Son palabras para todo cristiano. No existe eso de cristianos de primera, con exigencias más fuertes, y cristianos de segunda, con exigencias más suaves. Como dice el Papa Francisco, seguirle supone renunciar a nuestro YO para poner el NOSOTROS de Jesús. El egoísmo tiene consecuencias dolorosas. Seguir a Jesús es salvación, es ganar el alma, es relativizar el mundo, es poner el amor en el centro, es dignificar la vida humana de hijos de Dios.

Yo soy el camino, y nadie va al Padre sino por mí (Jn14, 6). Todos los creyentes, todos los cristianos, debemos emprender el camino que Él siguió. Es el camino hacia lo que Él llamó vida en abundancia (Jn 10, 10). Es un camino desconcertante. Las librerías abundan en libros de autoayuda y las ciudades en ofertas de técnicas para alcanzar una vida de armonía y bienestar interior. La propuesta de Jesús no encaja con los criterios humanos. Su sabiduría no encaja con la del mundo. Lo nuestro no consiste en darlo todo a cambio de nada, sino en darlo todo a cambio de mucho más. Todos conocemos personajes famosos que parecen haberlo conseguido todo, pero han fracasado en la vida, abrumados por el desequilibrio entre el éxito exterior y el vacío interior.

El que me siga tendrá la luz de la vida (Jn 8, 12).


Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa
Santander Cantabria
España 





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