Lectura del Evangelio según Lucas
Lc 17,20-25
Habiéndole preguntado los fariseos cuándo llegaría el Reino de Dios, les respondió:
«La venida del Reino de Dios no se producirá aparatosamente, ni se dirá: `Vedlo aquí o allá', porque, mirad, el Reino de Dios ya está entre vosotros.»
Dijo a sus discípulos:
«Días vendrán en que desearéis ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis. Y os dirán: `Vedlo aquí, vedlo allá.' No vayáis, ni corráis detrás. Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su Día. Pero antes tendrá que padecer mucho y ser reprobado por esta generación.»
Habiéndole preguntado los fariseos cuándo llegaría el Reino de Dios, les respondió: La venida del Reino de Dios no se producirá aparatosamente, ni se dirá: ‘Vedlo aquí o allá’, porque, mirad, el Reino de Dios ya está entre vosotros.
Los fariseos sí esperaban una llegada aparatosa del Reino de Dios. Podían justificar su postura con citas de la Escritura como ésta: Le dieron poder real y dominio: todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin (Dan 7, 14).
Pero el Reino de Dios no tiene nada de aparatoso. Es, según criterios del mundo, cosa pequeña e insignificante. Jesús lo realiza, no a base de fuerza y renombre, sino a base de solidaridad y compasión; a base de un amor llevado hasta el extremo de la cruz. La palabra misericordia es la que mejor define la identidad del Reino de Dios.
También los discípulos sueñan con el esplendor del Reino de Dios. Incluso después de la Resurrección preguntarán a Jesús: Señor, ¿es en este momento cuando le vas a restablecer el Reino a Israel? Jesús responderá: No es cosa vuestra conocer el tiempo y el momento que el Padre ha fijado con su propia autoridad (Hechos 1, 6-7).
Todo está en manos del Padre; podemos fiarnos de Él. El Reino es suyo, no nuestro. Así que lejos de nosotros toda tensión y toda angustia. Lejos de nosotros la obsesión por reconocer los momentos privilegiados en que empieza el Reino o acaba el mundo. El momento privilegiado es el aquí y ahora. Aquí y ahora nos toca vivir como hijos y hermanos. Aquí y ahora nos toca vivir identificándonos con la identidad del Reino: la misericordia.
Parroquia
de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa
Santander Cantabria
España
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