Lectura del Evangelio según Juan
Jn 14,27-31a
«Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Habéis oído que os he dicho: Me voy y volveré a vosotros. Si me amarais, os alegraríais de que me vaya al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Y os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis. Ya no hablaré muchas cosas con vosotros, porque llega el Príncipe de este mundo. En mí no tiene ningún poder; pero ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado.»
La paz os dejo, os doy mi paz, y no como la da el mundo. No os turbéis ni os acobardéis.
De nuevo la misma preocupación de Jesús. Había dicho poco antes: No os turbéis; creed en Dios y creed en mí. Lo necesitamos tanto; lo necesitamos siempre. Especialmente cuando todo parece confabularse contra nosotros.
Pero su paz no es como la paz que ofrece el mundo. Dice el Papa Francisco que la paz del mundo es un poco superficial, una paz que no llega al fondo del alma. Por ello es una paz que procura una cierta tranquilidad y también un cierto gozo, pero solo hasta un cierto nivel. La paz del mundo, por originarse en circunstancias externas, es frágil. No es de extrañar que muchas personas que parecen tenerlo todo, no sepan de armonía interior. La paz que el mundo ofrece consiste en ausencia de conflictos externos, pero no garantiza el sosiego interior, ni las buenas relaciones con uno mismo y con los demás; no libera de preocupaciones asfixiantes, ni de miedos opresivos.
La paz de Jesús, se origina en lo interior; es un don del Espíritu de Jesús. Es profunda y estable, y brinda fuerzas para afrontar las contrariedades con serenidad.
La paz os dejo, mi paz os doy. No os turbéis. Creed en Dios y creed en mí. Si de verdad creo en el Dios de Jesús, en el Dios que es Jesús, en el Dios que es Amor gratuito, entonces vivo la paz, libre de miedos y ansiedades. Hay armonía en mis relaciones con Dios, conmigo mismo, con los demás. Gusto ya la experiencia de salvación. Como escribe un autor actual, el Evangelio vivido de manera coherente se traduce en un estilo sano de vida.
Parroquia
de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa
Santander Cantabria
España
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