martes, 4 de junio de 2019

Evangelio del 4 de junio. Martes 7º de Pascua.

Lectura del santo Evangelio según Juan 

Jn 17,1-11a

Así habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti. Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado. Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar. Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese. He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado tomándolos del mundo.
Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu palabra. Ahora ya saben que todo lo que me has dado viene de ti; porque las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de ti, y han creído que tú me has enviado. Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tú me has dado, porque son tuyos; y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío; y yo he sido glorificado en ellos. Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros.»





Así habló Jesús. Después, levantando la vista al cielo, dijo:
A partir del lavatorio de los pies (cap. 13), Jesús ha estado despidiéndose de sus discípulos. Ahora, cuatro capítulos después, finaliza la despedida con la más extensa de las oraciones de Jesús. Esta oración nos permite asomarnos a lo profundo del corazón de Jesús. Esta oración expresa todo el sentido de su persona y de su misión.

Padre, ha llegado la hora: da gloria a tu Hijo para que tu Hijo te dé gloria.
Padre. Es también la primera palabra del Padrenuestro. Aparece mucho en el Evangelio, pero nunca con tanta carga de intimidad como ahora.
Ha llegado la hora. La vida de Jesús y la creación entera tienen como punto de referencia este momento de la hora final. Momento que comprende la Muerte y la Resurrección de Jesús.

Da gloria a tu Hijo para que tu Hijo te dé gloria. ¿Nos sorprende que Jesús rece por sí mismo? Fijémonos bien: ¿qué es lo que pide? Lo mismo que nos dice que pidamos en el Padrenuestro: Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. La glorificación del Hijo coincide con la del Padre, y alcanza su máximo esplendor en la hora de la cruz.
Yo ruego por ellos.

Jesús reza también por nosotros. Su oración precede y provoca todo deseo y esfuerzo buenos por parte nuestra. Ahí, en su intercesión por nosotros, es donde encontramos el secreto de la seguridad más absoluta que Él quiere que disfrutemos. Por eso volvemos a escuchar con agradecimiento sus palabras anteriores a esta oración: Os he dicho esto para que gracias a mí tengáis paz. En el mundo pasaréis aflicción, pero tened valor: yo he vencido al mundo (Jn 16, 33).


Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa
Santander Cantabria
España 


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