Lectura del santo Evangelio según Lucas
Lc 4,31-37
Bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo y se puso a gritar a grandes voces:
«¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.»
Jesús entonces le conminó diciendo:
«Cállate y sal de él.»
Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño. Quedaron todos pasmados y se decían unos a otros:
«¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen.»
Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.
Bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba.
Bajó a Cafarnaún desde Nazaret donde, como veíamos ayer, faltó poco para que sus paisanos le linchasen. Se aloja en casa de Pedro y los sábados enseña, como es su costumbre, en la sinagoga.
Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad.
No están habituados a ese tipo de enseñanza. Las palabras de Jesús tienen fuerza especial. Llegan al corazón. Inspiran confianza. Generan liberación interior. Además tienen el apoyo de actuaciones extraordinarias.
Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo…
El Evangelista no especifica. Nos gustaría saber qué clase de espíritu inmundo se había adueñado de aquel señor. Somos libres para ponerle nombre a ese demonio inmundo: ¿Culpabilidad patológica? ¿Compulsión obsesiva? ¿Escrúpulos? ¿Traumas o heridas de tiempos pasados?
El buen hombre acude fielmente a la sinagoga sábado tras sábado, pero eso no asusta al demonio inmundo. Sí que le asusta la presencia de Jesús: ¿Qué tienes contra nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres: el Santo de Dios.
Son muchas las personas de nuestro entorno que viven humilladas y envilecidas por la tiranía de espíritus inmundos. Pueden parecer culpables de su situación, pero ¡qué más quisieran ellas que verse libres de semejante tiranía! El Papa Francisco nos invita a preguntarnos: ¿Cómo acogemos y ayudamos a sanar estos sufrimientos sin estigmatizarlos?
Cállate y sal de él. Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño.
Todo, hasta los mínimos detalles, está controlado por Jesús. Escribe Santa Teresa: Siendo yo sierva de este Señor y Rey, ¿qué mal me pueden hacer ellos a mí? ¿Por qué no he de tener yo fortaleza para combatirme con todo el infierno?
Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa
Santander Cantabria
España
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