miércoles, 2 de septiembre de 2020

Evangelio del 2 de septiembre. Miércoles 22.

Lectura del santo Evangelio según Lucas

Lc 4,38-44

En saliendo de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con mucha fiebre y le rogaron por ella. Inclinándose sobre ella, conminó a la fiebre; y la fiebre la dejó; ella, levantándose al punto, se puso a servirles. A la puesta del sol, todos cuantos tenían enfermos de diversas dolencias se los llevaban; y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los curaba. Salían también demonios de muchos, gritando y diciendo: 

«Tú eres el Hijo de Dios.» 

Pero él les conminaba y no les permitía hablar, porque sabían que él era el Cristo. Al hacerse de día salió y se fue a un lugar solitario. La gente le andaba buscando y, llegando hasta él, trataban de retenerle para que no les dejara. Pero él les dijo:

«También a otras ciudades tengo que anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios, porque a esto he sido enviado.» 

E iba predicando por las sinagogas de Judea. 



En saliendo de la sinagoga, entró en la casa de Simón.

Es la mañana de un sábado. Después de la sinagoga, cura a la suegra de Pedro. Por la tarde, a la puesta del sol, cura a muchos enfermos. A la mañana siguiente, al amanecer, hace su oración en un lugar solitario. Luego, aunque la gente intenta retenerle, se pone en camino. Es una jornada típica de la vida de Jesús: enseña, cura y ora.


La suegra de Simón estaba con mucha fiebre… Él increpó a la fiebre, y se le pasó… Ella se puso a servirles.

Eso de increpar suena extraño en una cultura que lo desespiritualiza todo. Suena a exorcismo. Bueno es apreciar nuestra cultura; tan bueno como apreciar otras formas de entender las cosas en otras culturas. Bueno es entender que, como en el caso de la suegra de Pedro, todo don recibido es para ponerlo al servicio de los demás.


Al hacerse de día salió y se fue a un lugar solitario. La gente le andaba buscando…; trataban de retenerle para que no les dejara.

Es en el diálogo íntimo con Abbá, en la oración, donde Jesús encuentra la fuerza y la confirmación de sus decisiones. La gente quiere retenerle pero la libertad de Jesús es radical y no queda preso en las expectativas ni en el agradecimiento de nadie. Para Él el éxito no es un criterio para permanecer en un lugar o irse, sino que lo que le moviliza es el servicio al Reino (Papa Francisco).


Jesús no es propiedad exclusiva de nadie. Si acaso, es más de los de allí que de los de aquí; más de los de fuera que de los de dentro; más de los malos que de los buenos.


Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa

Santander Cantabria

España 


Fuentes: EL SITIO WEB OFICIAL DE LOS CARMELITAS

Meditación con el Evangelio del día. Buena Noticia.

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