Lectura del santo Evangelio según Marcos
Mc 6, 45-52
Inmediatamente obligó a sus
discípulos a subir a la barca y a ir por delante hacia Betsaida, mientras él
despedía a la gente. Después de despedirse de ellos, se fue al monte a orar.
Al atardecer, estaba la barca en medio del mar y él, solo, en tierra. Viendo
que ellos se fatigaban remando, pues el viento les era contrario, a eso de la
cuarta vigilia de la noche viene hacia ellos caminando sobre el mar y quería
pasarles de largo. Pero ellos, viéndole caminar sobre el mar, creyeron que era
un fantasma y se pusieron a gritar, pues todos le habían visto y estaban
turbados. Pero él, al instante, les habló, diciéndoles:
«¡Ánimo!, que soy yo, no temáis.»
Subió entonces junto a ellos a la
barca, y amainó el viento, y quedaron en su interior completamente estupefactos,
pues no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba embotada.
Inmediatamente obligó a sus discípulos a subir a la barca y a ir por delante hacia Betsaida, mientras Él despedía a la gente.
Inmediatamente. Hay urgencia. Los discípulos han regresado de su misión. Jesús ha intentado llevarlos a descansar. Pero no pudo ser. La gente siguió agobiándoles (vv. 31-33). Acaban de tener una jornada agotadora que concluye con el milagro de los panes y los peces. Jesús teme que el éxito del momento ofusque a los discípulos, y decide desconectar. Así que inmediatamente les obliga a entrar en la barca y pasar a la otra orilla.
Al atardecer, estaba la barca en medio del mar y Él, solo, en tierra.
Él ha despedido a la gente y ha subido al monte a orar. Podemos imaginar que la luna brilla en la noche, y que el momento es propicio para fantasmas y miedos. Así que cuando Él se acerca caminando sobre las aguas, ellos se ponen a gritar presas del pánico: creyeron era un fantasma. La sintonía entre ellos y Jesús dista mucho de ser perfecta.
Jesús nos obliga a adentrarnos en la aventura de la vida y de la misión. Aparentemente solos. Pero no nos pierde de vista: Viendo que ellos se fatigaban remando…
Él, al instante, les habló, diciéndoles: ¡Ánimo!, que soy yo, no temáis.
No temáis. ¡Jesús lo repite tanto! A Jesús le gusta presentarse en medio de la oscuridad y de las tormentas. Pero no es fácil identificarle de inmediato. Cuesta descorrer el velo de la depresión o de la desgracia para reconocerle. Cuesta descubrir el esplendor de su gloria en la cruz. ¡No temais! Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mt 28, 20).
Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa
Santander Cantabria
España
Fuentes: EL SITIO WEB OFICIAL DE LOS CARMELITAS Meditación con el Evangelio del día. Buena Noticia. https://i0.wp.com/www.jevismafoi.com/wp-content/uploads/2016/01/jesus_750x360_019.jpg
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