martes, 12 de abril de 2022

Evangelio del 13 de abril. Miércoles Santo.

Lectura del Santo Evangelio según Mateo
Mt 26, 14-25

En aquel tiempo, uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: 

"¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego?" 

Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo. 

El primer día de los ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: 

"¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?" 

El contesto: 

"Id a casa de tal hombre, y decidle: "El Maestro dice: mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos"". 

Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los doce. Mientras comían, dijo: 

"Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar". 

Ellos consternados se pusieron a preguntarle uno tras otro: 

"¿Soy yo acaso, Señor?" 

El respondió: 

"El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo el Hombre se va como está escrito de él; pero: ¡ay del que va a entregar al Hijo del Hombre!, más le valdría no haber nacido". 

Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: 

"¿Soy yo acaso, Maestro?" 

El respondió: 

"Así es".

Al atardecer, se puso a la mesa con los Doce. Y mientras comían, dijo: Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará.

Sabe que su hora ha llegado y que uno de los suyos le va a entregar, como había sido anunciado hace siglos: Hasta mi amigo íntimo en quien yo confiaba, mi compañero de mesa, me ha traicionado (Salmo 41, 10). Si fuera un enemigo el que me ultraja, podría soportarlo… ¡Pero tú, un hombre de mi rango, amigo y compañero, con quien me unía dulce intimidad en la Casa de Dios! (Salmo 55, 13-15).

Judas Iscariote encarna el misterio del mal. Parece marcado, como Caín (Gen 4, 15), por un estigma infamante. Así lo señalan los Evangelistas desde el momento en que fue elegido: Judas Iscariote que fue el traidor (Lc 6, 16). ¿Cómo entender la dramática sucesión de circunstancias que condujo a Judas a semejante traición?

Ponernos ante la figura de Judas es ponernos ante el misterio del mal. ¡Tenebroso misterio! Conocemos el final de Judas: Pequé entregando sangre inocente… Tiró las monedas en el santuario, se fue y se ahorcó (Mt 27, 4-5). Pero sabemos cosas que arrojan luz sobre este tenebroso misterio. Sabemos, por ejemplo, que Dios encerró a todos los hombres en la rebeldía para usar con todos ellos de misericordia (Rm 11, 32). Sabemos también que Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (1 Tim 2, 4). ¡TODOS! La palabra no acepta excepciones.

El plan de Dios se realiza con la traición de Judas. Judas, el rostro del amigo traidor, nos hace ver mejor el rostro del amor de Dios llevado hasta el extremo por Jesús. La misericordia siempre será más grande que cualquier pecado (Papa Francisco).


Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa. 

Santander, Cantabria. España

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