viernes, 8 de abril de 2022

Evangelio del 9 de abril. Sábado 5º de Cuaresma.

Lectura del Santo Evangelio según Juan

Jn 11, 45-57


Muchos judíos que habían ido a casa de María creyeron en Jesús al ver lo que había hecho. Pero otros fueron donde los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho. Entonces los jefes de los sacerdotes y los fariseos convocaron el Consejo y preguntaban: 

"¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos milagros. Si lo dejamos que siga así, todos van a creer en él, y luego intervendrán los romanos que destruirán nuestro Lugar Santo y nuestra nación".

Entonces habló uno de ellos, Caifás, que era el sumo sacerdote aquel año, y dijo: 

"Ustedes no entienden nada. No se dan cuenta de que es mejor que muera un solo hombre por el pueblo y no que perezca toda la nación". 

Estas palabras de Caifás no venían de sí mismo, sino que, como era sumo sacerdote aquel año, profetizó en aquel momento; Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios que estaban dispersos. Y desde ese día estuvieron decididos a matarlo. Jesús ya no podía moverse libremente como quería entre los judíos. Se retiró, pues, a la región cercana al desierto y se quedó con sus discípulos en una ciudad llamada Efraín. Se acercaba la Pascua de los judíos, y de todo el país subían a Jerusalén para purificarse antes de la Pascua. Buscaban a Jesús y se decían unos a otros en el Templo: 

"¿Qué les parece? ¿Vendrá a la fiesta?" 

Pues los jefes de los sacerdotes y los fariseos habían dado órdenes, y si alguien sabía dónde se encontraba Jesús, debía notificarlo para que fuera arrestado.




Si le dejamos que siga así, todos creerán en Él y vendrán los romanos y destruirán nuestro Lugar Santo y nuestra nación.

La autoridad religiosa judía está alarmada. La resurrección de Lázaro ha provocado que muchos judíos crean en Jesús. Así que han convocado un consejo de emergencia nacional en el que van a decidir deshacerse de Él. No se dan cuenta de que están cumpliendo el plan de Dios. Piensan en la salvación de su nación, pero están colaborando en el plan de salvación de todas las naciones.

No caéis en la cuenta de que os conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda la nación.

Son palabras de Caifás, sumo sacerdote aquel año. Caifás se entendía bien con el gobernador romano, pero era una marioneta de su suegro, el sumo sacerdote Anás. Para los cuatro Evangelistas, los primeros responsables de la muerte de Jesús son los sumos sacerdotes. La institución, la tradición y el orden establecido, cierran a aquellos hombres cualquier posibilidad de abrirse a la novedad de Jesús. Llegan a pensar que, eliminando a Jesús, hacen un servicio a Dios.

Será cosa saludable tratar de ver hasta qué punto participo de la mentalidad de esos hombres tan convencidos como equivocados. Cuantos más parecidos existan, más me costará reconocerlos. Cuando mi relación personal con Jesús esté oscurecida por lo que sea, institucional o tradicional, llegaré a convicciones tan profundas como disparatadas.

Tengamos claro que quienes manejan los hilos de la historia, no son sino instrumentos en manos de quien todo lo hace para el bien de sus hijos. Claro que, a veces, no será fácil apreciar ese bien en medio de sufrimientos y desgracias.


P A Z

Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa

Santander Cantabria

España 

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