sábado, 31 de diciembre de 2022

Evangelio del 1 de enero. Santa María, Madre de Dios.

Lectura del Santo Evangelio según Lucas
Lc 2, 16-21

En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho. Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer.

Al llegar la plenitud de los tiempos. Cuando, después de milenios de espera, Dios decide que todo tenga a Cristo por cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra (Ef 1, 10).

Envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer. El Hijo de Dios, Hijo de María. Dios verdadero y hombre verdadero; una única persona: Jesús. Por eso que María, la Madre de Jesús, es Madre de Dios.

Los pastores fueron a toda prisa y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.

María, desde sus entrañas, aprendió a escuchar el latir del corazón de su Hijo y eso le enseñó, a lo largo de toda su vida, a descubrir el palpitar de Dios en la historia. Celebrar la maternidad de María como Madre de Dios y Madre nuestra al comenzar el nuevo año, significa recordar una certeza que acompañará nuestros días: somos un pueblo con Madre, no somos huérfanos (Papa Francisco).

Aprendamos a venerar a María como lo hicieron sus mejores devotos:

- Jesús: la quiere más por creyente que por madre: Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen (Lc 8, 21).

- Isabel: más de lo mismo; la fe por encima de la biología: Feliz la que ha creído (Lc 1, 45).

- Juan: nunca la llama por su nombre; para el discípulo amado lo primordial de todo discípulo es la fe.

Al comenzar el nuevo año, en esta fiesta de la Madre, Madre de Jesús-Madre de Dios, la contemplamos sabiendo leer y escuchar la Palabra de Dios, sabiendo sentir el pálpito de Dios en los acontecimientos de la vida; también cuando sumida en el desierto de los sentidos. Y le pedimos que afine en nosotros esa calidad de escucha.


Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa. 

Santander, Cantabria. España. 



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