viernes, 6 de enero de 2023

Evangelio del 7 de enero. Sábado después de Epifanía.

Lectura del Santo Evangelio según Mateo
Mt 4, 12-17; 23-25

Al enterarse de que Juan había sido arrestado, Jesús se retiró a Galilea, salió de Nazaret y se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en territorio de Zabulón y Neftalí. 

Así se cumplió lo anunciado por el profeta Isaías: "Territorio de Zabulón y territorio de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los paganos. El pueblo que vivía en tinieblas vio una luz intensa, a los que vivían en sombras de muerte les amaneció la luz". 

Desde entonces comenzó Jesús a proclamar: 

“¡Arrepentíos que está cerca el reinado de Dios!” 

Jesús recorría toda Galilea enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del reino y sanando entre el pueblo toda clase de enfermedades y dolencias. Su fama se difundió por toda Siria, de modo que le traían todos los que padecían diversas enfermedades o sufrían achaques: endemoniados, lunáticos, paralíticos y él los sanaba. Le seguía una gran multitud de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania.

El pueblo que vivía en tinieblas vio una luz intensa, a los que vivían en sombras de muerte les amaneció la luz.

Volvemos a escuchar palabras pronunciadas treinta años antes. Las del padre del Bautista: La luz para iluminar a los que habitan en tinieblas y sombras de muerte (Lc 1, 79). Las del anciano Simeón: Tu salvación que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a las gentes y gloria de tu pueblo Israel (Lc 2, 31-32). Las del ángel de Belén: Os anuncio una gran alegría que lo será para todo el pueblo (Lc 2, 10).

Ahora, el Evangelista cita al profeta Isaías para explicar lo que significa el que Jesús traslade su residencia de Nazaret a Cafarnaún. Es una nueva Epifanía: la del Evangelio. Claro que, bien mirado, todos los días son de Epifanía, porque todos los días, si atentos, se nos manifiesta el Señor a través de toda circunstancia, relevante o irrelevante.

Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y Él los curaba.

Contemplemos a Jesús caminando de pueblo en pueblo proclamando que el Reino ya está entre nosotros. Contemplemos también a los que le siguen: no entienden bien lo que oyen, pero perciben que ahí está el secreto de todo lo que persiguen en sus vidas. Les atrae este Jesús tan poco moralizante pero que invita a creer que el Reino de Dios ya ha llegado, aunque las circunstancias indiquen lo contrario. Todo es cosa de creer en el enviado de Dios.


Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa. 

Santander, Cantabria. España. 

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