lunes, 27 de mayo de 2019

Evangelio del 27 de mayo. Lunes 6º de Pascua.

Lectura del Evangelio según Juan 

Jn 15,26-16,4


«Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de junto al Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí. Pero también vosotros daréis testimonio, porque estáis conmigo desde el principio. Os he dicho esto para que no os escandalicéis. Os expulsarán de las sinagogas. E incluso llegará la hora en que todo el que os mate piense que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he dicho esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho.»



Cuando venga el Valedor, el Espíritu de la verdad que yo os enviaré de parte del Padre, él dará testimonio de mí.
La tercera persona de la Trinidad, el Espíritu Santo, es llamado de muchas maneras: el Paráclito, el Valedor, el Defensor, el Mentor, el Auxiliador, el Intercesor, el Abogado, el Consolador… Todas buenas. Él es el Valedor de la verdad de Dios en el corazón humano. Como dice el Papa Francisco, aquello que no es comprensible para la razón humana sobre Dios, sobre Jesús, será revelado por el conocimiento interior que suscita el Espíritu en el discípulo. Aquello que los discípulos no han entendido por la limitación de la comprensión humana, les será dado por el testimonio que el Espíritu obrará en ellos.

También vosotros daréis testimonio, porque habéis estado conmigo desde el principio.
Si quiero ser testigo de algo, necesito la experiencia personal de ese algo; no basta saberlo de oídas. Si quiero ser testigo de Jesús, necesito conocerle de primera mano; nada de hablar de Él desde lo aprendido. Debo ser capaz de decir, como Pablo: Sé de quién me he fiado.

Os expulsarán de la sinagoga. Llegará un tiempo en que quien os mate piense que está dando culto a Dios.
A nosotros no nos expulsarán de la sinagoga. Probablemente, tampoco nos matarán. Pero todos probamos persecuciones que hacen sangrar el corazón: críticas, rechazos, incomprensiónes… Entonces podríamos reaccionar con la violencia de la palabra dura o con el silencio cargado de despecho y amargura. Que así no sea: Os lo digo ahora para que, cuando llegue su momento, os acordéis de que os lo había dicho. Jesús espera la reacción del perdón y de la serenidad.


Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y Santa Teresa
Santander Cantabria
España 


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