jueves, 31 de diciembre de 2020

Evangelio del 1 de enero. Santa María, Madre de Dios.

Lectura del santo Evangelio según Lucas
Lc 2, 16-21

Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño.9 Se les presentó el ángel del Señor, la gloria del Señor los envolvió en su luz y se llenaron de temor. 10 El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: 11 os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; 12 y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» 13 Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial que alababa a Dios diciendo:
14 «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace.»
15 Cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vamos a Belén a ver lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado.» 16 Fueron a toda prisa y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. 17 Al verlo, contaron lo que les habían dicho acerca de aquel niño; 18 y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. 19 María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón. 20 Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como se les había dicho.
21 Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le puso el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno.
Los pastores fueron a toda prisa y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.

Leíamos este Evangelio el día de Navidad. Entonces poníamos los ojos en el niño. Hoy, día de la Madre de Dios Santa María, y primer día del año, y día de la paz, se nos invita a poner los ojos en la Madre: la Madre de Dios porque Madre de Jesús. Lo repetimos siempre que rezamos el Ave María.

El Evangelista Juan es modelo de la más primorosa devoción a María. El Señor, desde la cruz, le había encomendado a su Madre: Ahí tienes a tu Madre (Jn 19, 27). Precisamente por eso, nunca usará su nombre. Tampoco la llamará nunca Madre de Dios. Siempre que hable de ella la llamará LA MADRE DE JESÚS. Para Juan, decir Jesús es más verdadero y más gratificante que decir Dios. Si al rezar el Avemaría en privado decido hacerlo así: Santa María, Madre de Jesús; ¿me agrada o me incomoda? Vale la pena intentarlo. Es bueno y saludable probar la madurez de mi devoción y de mi fe. De no hacerlo podría sentirme muy devoto de María, pero pertenecer a la categoría de DEVOCIONES A BOBAS de las que habla Santa Teresa: Nunca fui amiga de otras devociones que hacen algunas personas, en especial mujeres, con ceremonias que yo no podía sufrir y a ellas les hacía devoción. El hacerlo, sería un pasito en el proceso de maduración de la fe.

Ahí tienes a tu Madre.

Situémonos cerca de María y Juan, junto a la cruz de Jesús, y acojamos con gratitud estas palabras de Jesús como dirigidas a nosotros. Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein) escribe: Jesús ha vinculado a una mujer tanto como a ningún otro ser humano, y la ha configurado tanto a su imagen como a ningún otro ser antes o después.

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