viernes, 1 de enero de 2021

Evangelio del 2 de enero. Santos Basilio Magno y Gregorio Nacianceno.

Lectura del santo Evangelio según Juan 
Jn 1,19-28

Y este fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle: 
«¿Quién eres tú?» 
Él confesó, y no negó; confesó: 
«Yo no soy el Cristo.» 
Y le preguntaron: 
«¿Qué pues?; ¿Eres tú Elías?» 
Él dijo: 
«No lo soy».» 
- «¿Eres tú el profeta?» 
Respondió: 
«No.» 
Entonces le dijeron: 
«¿Quién eres, pues, para que demos respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?» 
Dijo él: 
«Yo soy la voz del que clama en el desierto:
Rectificad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías». Habían sido enviados por los fariseos. 
Y le preguntaron: 
«¿Por qué, pues, bautizas, si no eres tú el Cristo ni Elías ni el profeta?» 
Juan les respondió: 
«Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está uno a quien no conocéis que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle la correa de su sandalia.» 
Esto ocurrió en Bethabara, al otro lado del Jordán, donde estaba Juan bautizando.
Éste es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle: Tú, ¿quién eres?

Recordemos que Juan era seis meses mayor que Jesús y que ahora ya tiene treinta años. Y tiene clara su identidad. Así que cuando la autoridad religiosa judía se lo pregunta responde sin vacilar: Yo soy la voz del que grita en el desierto; allanad el camino del Señor. Juan se identifica con las palabras de Isaías 40, 3. Jesús le imitará identificándose con las de Isaías 61, 1s. (Lc 4, 18).

Tú, ¿quién eres? Juan podría haber respondido recitando los pormenores que aparecen en cualquier documento de identidad. Probablemente, así responderíamos nosotros. Pero son datos que no dicen nada sobre la verdadera realidad de la persona. Juan es consciente de que su razón de ser se llama Jesús, y de que su vida solamente se entiende desde Jesús.

Tú, ¿quién eres? La respuesta de Juan sirve de modelo para la de todo testigo o creyente. Nuestra respuesta, como la de Juan en el Jordán y la de Jesús en Nazaret, no será correcta si no está iluminada e inspirada en la Palabra de Dios. La lectura orante de la Palabra de Dios orienta nuestra vida y nos da luz y fuerza para ser lo que estamos llamados a ser: testigos de Jesús, tan audaces como discretos y humildes.

Tú, ¿quién eres? Juan sabe dirigir la atención hacia Jesús: En medio de vosotros está uno a quien no conocéis que viene detrás de mí. Ni sombra de culto a su persona, aunque llegue a ser el personaje más famoso del país. La persona del testigo o creyente, como la de Juan, carece de importancia.

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